A sus 51 años, Diosdado Gaitán Castro creía que lo había visto casi todo hasta que llegó un virus que puso en pausa no solo su vida, sino a un cúmulo de proyectos y de propósitos que, poco a poco, empuja. Sin embargo, la incertidumbre no lo ha paralizado, por el contrario decidió cabalgar de nuevo siempre con la música como materia prima para no abandonar lo que para él es el oxígeno de vida. Aquí su testimonio que contagia optimismo en medio de esta pandemia. Una voz que se levanta para hacerse escuchar de una nueva forma.
-Son momentos difíciles, ¿nunca te imaginaste vivir esto?
Uno planifica muchas cosas y mas aún con las responsabilidades que uno lleva a cuestas. Tenía planificado celebrar mi aniversario en el Gran Teatro Nacional, una gran ilusión, pero la vida te sorprende y, en un cerrar de ojos, todo cambia… y en mi caso todo cambió de un momento a otro.
-Todo lo que conocíamos…
Las prioridades dieron un giro radical para comprender eso sí que la vida es el bien más preciado y te pone a prueba. Se encarga también de entrenarte rápidamente para darle cara y dura lucha a esta prueba que nos toca sortear. La vida se encarga también de moldearte, darte temple. Y cada piedra sorteada en mi andar siento que me entrenó y que hoy es hora de afinar todo lo aprendido y experimentado para salir airoso una vez más; ante esta terrible situación. En pocas palabras nunca imaginé esto, pero también sé que la vida es así y, aún con todo, vale la pena vivirla.
-¿Qué pensamientos pasaron por tu mente cuando se inició este aislamiento?
-Lo primero que pensé fue ver mis posibilidades de subsistencia, inmediatamente tomé medidas drásticas en cuanto a la seguridad y bienestar de quienes están a mi cargo. Los costos fijos que como todo ser tenemos los baje hasta lo mínimo. Sabía que mis posibilidades de trabajo se habían esfumado y me planteé como mínimo un año para capear todo esto. Han pasado tres meses y vamos remando con prudencia.
Diosdado no la ha tenido fácil en este andar. En sus décadas bien vividas tuvo que dejar la tierra que lo vio nacer y aquí en lo que muchos denominan la gran Lima debió pagar con sangre, sudor y canto cada oportunidad. Cada madrugada recorriendo escenarios en los que debían aguardar extensos turnos para dar a conocer su arte. Esto lejos de disuadirlos era la gasolina para seguir intentando. Ellos no podían ni querían dar marcha atrás, a un hogar ya ajeno en donde lo único que lo consideraban propio era su madre que los aguardaba en la lejana Ayacucho.
El terrorismo
-Ustedes son artistas que vivieron la época del terrorismo, la tuvieron dura y tuvieron que migrar para poder dar a conocer su apuesta por la música andina
Eran circunstancias duras y de las cuales muchos tenemos los más negros recuerdos. Mataron a mi padre y fuimos arrancados de lo mas preciado. Todo fue muy difícil y cuesta arriba. Siendo niños tuvimos que pasar a otro estatus, a un estatus que es inexplicable. Dejamos de ser niños para, junto a mi madre, enfrentar la vida. Y sí le dimos dura lucha a la vida, con pasajes tan difíciles que jamas olvidaré. Por eso digo que la vida nos forjó, nos moldeó; cual alfarero. Ahora, y como siempre, tendremos que usar la inteligencia para salir airosos de este enemigo llamado covid-19, al cual hay que tenerle mucho respeto, pero nunca miedo.
-¿Qué extrañas de este confinamiento?
Sin duda, extraño los conciertos. La magia que hay durante el desarrollo de ellos, extraño a la gente, a mis compañeros de música. Extraño el estrés y la presión que también existe en medio de todo el proceso que hay para sacar adelante un espectáculo; extraño a mis amigos y a la familia que no puedo visitar. Extraño los viajes, las madrugadas, los rostros de la gente al oír su canción preferida, extraño el cansancio, extraño el caldo de gallina con mis compañeros de música y sus rostros de satisfacción por haber hecho lo mejor posible el trabajo; extraño los ensayos… en verdad extraño muchas cosas. -Hoy por hoy las rutinas han cambiado, cómo es un día en tu vida
Mis días son intensos. Estoy aprovechando el tiempo para concretar muchas cosas que se habían quedado en el baúl y sin concluir. Tengo a mi madre y la disfruto. Mi hijo también se dedica a la música y con él hemos hecho canciones que pronto saldrán a luz. Gracias a Dios, tengo cosas en que ocuparme, estoy dándole a la promoción de mis redes sociales. Al final del día llego cansado, pero muy satisfecho de haber aprovechado positivamente este confinamiento.
Sorprende la energía que le arranca a la vida, Diosdado. Lejos de lamentos y escenarios apocalípticos, el artista ha logrado enfocarse en lo suyo. Tras la sorpresa inicial ha decidido dar pelea como los grandes y con la disciplina con la que ha manejado su carrera estos años se plantea nuevos retos.
Mensaje de esperanza
-Este aislamiento ha generado que tu canto tome un tono distinto, sobre todo ahora que estamos en una fecha tan emblemática como el «Día de la Canción Andina»Mi canto siempre fue y será un canto de fe y optimismo, siempre será un mensajero de esperanzas. No hay forma de variar por más que los vientos soplen en contra; siempre ahí estará mi canto y voz como ayer y como hoy llevando fe, ilusión y ganas de luchar… hasta salir airosos de esto que atañe al mundo.
-Hoy el género andino con sus artistas busca nuevas formas, de hecho muchas figuras hacen transmisiones, conciertos en vivo… algo que no hubiéramos imaginado antes.
-Es verdad y muy aplaudible, por cierto. Valoro inmensamente este gesto tan noble, tal vez dejando de lado sus propios problemas y tristezas salieron y salen a brindar lo que tienen a mano y, de alguna manera, para apoyar a mitigar la angustia que causa esta pandemia. Me pregunto si ellos tras esa sonrisa y arte, no guardan dolores, tristezas, angustias. Pero la tecnología es y será nuestra aliada; tenemos que usarla si queremos seguir. Tenemos que apretar el acelerador para tomar cada vez mayor conocimiento de ella; los tiempos actuales así lo exigen y en eso andamos. Somos gente de lucha y no nos dejaremos vencer.
Un día en su vida
-¿Qué quedó en el tintero en tu vida?, ¿qué crees que ahora con la «nueva normalidad» no podrás hacer?
La verdad es que hay tanto por hacer que siempre he creído que me falta hacer todo, pero si me muero pronto quedan algunas buenas acciones y obras por ahí. Son 19 grabaciones, todas ellas con canciones que hablan un poco de mis sueños e ilusiones, de mis esperanzas y luchas. También hablan de unidad y reconciliación, ahí encontrarán un hermano que nos habla de un hombre que es capaz de vencer a la muerte, de un hombre forjador y que jamás se amilana ante la adversidad. También encontrarán, entre tantas canciones, «Amor, Amor» que fue capaz de romper paradigmas establecidos por años de años en nuestra sociedad y que llegó para ablandar al más duro opositor del canto andino peruano. Fue y es una canción que habla de unión y reconciliación, se convirtió en un ente unificador de una gran parte de nuestra patria.
-¿Te ves en alguna otra actividad que no sea la música?
Noooooo, yo seguiré remando en esta área. La vida misma se encargó de pulirnos, la carrera artística que voy forjando nunca ha sido fácil, siempre fue como contracorriente. Supe del azúcar y la sal de este menester. Nací artísticamente en Ayacucho, a mediados de los ochentas, y si que era duro lindando permanentemente con la muerte, pase tanto que ahora no es momento de claudicar, mas bien que mi canto sea mensaje de fe, de optimismo, de esperanza. Yo nací para cantar.
Ahora con un gran impulso en las plataformas musicales como Spotify y Youtube, Diosdado da un vuelco y se alista para voy a brindar su primer concierto en streaming.
-¿De qué va a tratar este homenaje musical?
Será a través de la plataforma que brinda Teleticket y un inicio, por lo menos en lo que respecta a la música andina, a este tipo de actividades artísticas. Será el 14 de junio, a las 17:00 horas, por Teleticket Play. Estoy seguro que nuestro maravilloso publico nos acompañará y, por mi parte, prometo a seguir esta huella dignamente, promoviendo, difundiendo, revalorando nuestra música andina nacional.